"Quien
olvida su historia está condenado a repetirla".
Marco Tulio Cicerón
El término «bioética» se acuñó en 1971, por Van Rensselear Potter en su libro “bioética: Un
puente hacia el futuro” y en el mismo año a W.T. Reich quien dio el nombre al
Instituto para el estudio de la
reproducción humana y bioética en la universidad de Washington D. C. Siendo éste último quien le dio un contexto
de «…una nueva disciplina que combina el conocimiento biológico con el sistema
de los valores humanos…» y no el «Estudio
sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias humanas y la atención sanitaria en cuanto se examina
esta conducta y a la luz de sus valores
y principios morales.» del libro de Van
Rensselear Potter.
Historia
reciente de la bioética.
El primer hito
para el desarrollo de la bioética se remonta a 1961, cuando se crean las
primeras máquinas de hemodiálisis y
específicamente en Seattle, un año después en 1962 aparece una
publicación del LIFE magazine titulado “They
decide who lives, who diez” (ellos deciden quien vive y quien muere)
riñones artificiales, título que sigue siendo fuerte para los médicoes y que
fue escrito haciendo referencia a los criterios de elección de pacientes a las
máquinas de hemodiálisis, que estaban recientemente descubierto.
Recordemos que fue escrito en 1962, en una época donde se seguía haciendo una medicina paternalista, en que un médico decidía según su criterio el curso del tratamiento y que pendía de sus valores como persona, teniendo con frecuencia conflictos con la objeción de conciencia*.
Segundo momento
importante en la bioética; New ingland journal of medicine (1966) de Beecher
sobre la investigación sin ningún criterio ético, compendio de 22 artículos de
investigación objetables desde el punto de vista ético, con el precedente
directo de los experimentos realizados por los nazis en campos de concentración
alemanes, ¿Qué tan cuestionables? ¿Qué les parece el inocular virus de la
hepatitis a niños afectados por
deficiencia mental en un centro de Willowbrook?
4 años más tarde
el senador Edward Kennedy saca a la luz el experimento de Tuskegee, Alabama,
este consistía en negar el antibiótico a los individuos de raza negra afectados
por sífilis, ¿la finalidad? Poder estudiar el curso de ésta enfermedad.
La opinión pública
quedó afectada y se formó la Comisión Nacional (1974) que marcó las directrices
que los experimentos debían seguir a partir de entonces en base al Informe
Belmont.
En 1975 el caso
de Karen A Quinlan, joven norteamericana en estado de coma por ingesta de
alcohol, y barbitúricos cuyos padres católicos aconsejados por el párroco
pidieron a la dirección del hospital que
se le desconectara del respirador que la mantenía viva originando un proceso
legal que finalmente reconoció «el
derecho a morir en paz y con dignidad» y que inició la difusión de las «órdenes
de no resucitación» siendo las primeras legislaciones sobre directivas
anticipadas.
En 1981 surge el
caso-debate sobre Baby Doe, un neonato afectado por síndrome de Down con
atresia esofágica al cual le fue negala una intervención urgente en el hospital
de Bloomington, Indiana surgiendo las llamadas «regulaciones Baby Doe» que
obligan la cirugía en caso de repetirse éste caso.
Por el momento
creo que es suficiente para un blog, la
bibliografía básica es de Javier Gafo Fernández, la quinta edición de 10
palabras clave en bioética (libro básico y obligado), el resto, pues sólo hay
que leer los casos antes mencionados. Nuevamente la realidad supera la ficción.
Y ya que
están en el ciber-espacio… Que tal leer esos vergonzosos antecedentes, darse
una idea de cómo era la medicina antes de la bioética actual.
*¿Qué es
objeción de conciencia?
La objeción
de conciencia es la negativa o el rechazo al cumplimiento de un deber jurídico
de naturaleza personal por razones de conciencia, en este caso de un médico que
se niega a cumplir su deber jurídico de respetar la decisión del paciente de
rechazar la transfusión de sangre, solicitando ser dispensado del cumplimiento
de dicho deber. El caso o ejemplo más fácil de vivir en nuestro hospital es el
conflicto que existe al atender a un paciente que se niega a transfusión por
sus valores religiosos (ej. Testigos de Jehová) mientras el médico se siente
que “tiene que salvarlo” y que no transfundirlo va contra su labor como médico,
a esto se le llama objeción de
conciencia. Conflicto ético frecuente para el médico con una visión
paternalista que también puede ser un acto loable (que abordaremos en otra
entrega)
Dr.
Jaime E. Martínez Mendoza
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